Nunca fueron demasiado feroces las calles que recorrí en busca de la verdad. Ni demasiado profundos los misterios que tuve que desentrañar. Nada tan complejo he encontrado, que con tiempo y paciencia no se pueda doblegar. Y el en aprender de tanto buscar he encontrado el primer paso -como el mejor: hay que aprender a aprender. Que el temprano entrenamiento permite exiliar de la mente los prejuicios. Esa es la primera llave hacia el conocimiento.
Y de tanto aprender me es insólito encontrar mentes que ven difícil aprender. Aun cuando ni siquiera lo han intentado, que cuelgan velos ante sus ojos, afirmados de prejuicios.
Y así nos dividimos: los que ya aprendimos a aprender y los que no.
lunes, 9 de noviembre de 2009
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