jueves, 11 de marzo de 2010

Algunos cristianos

Se sube un par de cristianos a la locomoción colectiva. Venden lápices a 100 pesos y aprovechan para predicar. Uno de ellos se sienta a mi izquierda -voy sentado al final de la micro, en el asiento del medio- con las piernas abiertas y pone su pie justo donde estaba el mío antes que lo quitara para dejarle pasar cómodamente. El otro habla de algún versículo del libro de Juan -creo- aquel que cuenta que Moisés toma una serpiente y se transforma en un bastón. Una vez termina, procede a sentarse a mi derecha. Pienso en cambiarle el puesto para que se siente al lado de su compañero, pero él -al igual que el primero- también se sienta con sus piernas abiertas, dejándome incomodo, con mis rodillas juntas. Eso parece no importarles, o bien no se dan cuenta. Comienzan a hablar y se intercambian objetos frente a mi, pasando a llevar mi mochila, mi libro, mi espacio. Nada tan terrible pero me desconcentran y dejo de leer.

¿Por qué la gente -en su mayoría- es tan poco amable y cuidadosa con su prójimo? ¿Por qué predican y no practican?

Si sólo la mitad de los cristianos fuera la mitad de cristiano que predican ser todo sería tan distinto.